martes, 9 de abril de 2013

La Visita

     Este es un cuento corto que escribí hace un par de años, espero que les guste...

     Nunca había sentido tanto miedo en mi vida. Podía sentir el sudor frío en las palmas de mis manos, esa única gota que bajaba corriendo por mi espalda regalándome un escalofrío y la suave respiración tibia en mi nuca; Claro que todo eso estaba en mi cabeza, pero igualmente parecía real. Hice una anotación mental de no volver a mirar películas de terror cuando estaba sola en casa, nunca jamás.
     Subí las escaleras hacia el baño aguantándome las ganas de prender todas las luces y encerrarme en algún lugar confortante, pequeño y seguro.
     Me mojé repetidas veces la cara intentando espantar la sensación de estar siendo observada y luego me lave los dientes como siempre. No se escuchaba sonido en la casa más que el del cepillo contra los dientes. Escupí una vez en la pileta y cuando levanté la vista la imagen ya se había formado.
     Piel de perlas y ojos de carbón me observaban enmarcados por cabellos dorados algo largos y unos labios perfectos y sonrosados. Era un rostro que solo podía ser definido como hermoso y me dedicaba una sonrisa tan tentadora como asesina. Me gustaba esa sonrisa, pero de repente todo se esfumó. La perla, el carbón y el oro dejaron de estar allí.
     Solté de un jadeo el aire que había estado aguantando mientras me pegaba a la pared e intentaba calmar mi desbocado corazón sin mucho éxito. Quería volver a ver ese rostro.
     Salí corriendo del baño a revisar la habitación de mis padres, la única que se podía ver desde el espejo, pero no había nada, revisé debajo de la cama, los roperos, todo, pero nada.
     Regresé a paso cansino al baño y miré el espejo: nasa de nuevo. ¿Lo había imaginado? Si lo pensaba con lógica era posible, ya que no distaba mucho del personaje principal de mi adorada película de terror.
     Estaba quedando paranoica.
     Terminé el cepillado y me refugié por un momento en mi habitación  Por un segundo deseé estar segura de que lo que había "visto" era real, pero ¿cómo podía estarlo? No podía, o al menos eso era lo que yo creía.
     Apagué toda fuente de luz a mi alcance y iba a acostarme no demasiado calmada.
     Me deslicé dentro de las sábanas en la penumbra y cerré mis ojos de cara a la pared. Por un par de segundos me asaltó una sensación, esa sensación. Un cosquilleo centrado en mi nuca que significaba que había alguien mirándome. Pero no había nadie, mi imaginación tendía a volar libremente en estas noches. No podía haber nadie allí.
     Giré intranquila en la cama y me subí las sábanas hasta la barbilla. Una suave brisa me enfrió y pronto comencé a tiritar. Mis ojos se abrieron de golpe, solo unos segundos atrás la ventana estaba cerrada, de eso estaba completamente segura.
     Me puse de cara a la ventana y la encontré completamente abierta  Comenzaban a entrar las primeras gotas de una tormenta. La cerré de un golpazo y cuando me di vuelta para salir corriendo de mi cuarto lo vi, ahora sí que era real.
     El chico me miraba mudo pero con una sonrisa pícara en sus labios, una sonrisa mucho mas tentadora que la anterior, mas de lo que yo podría hacer imaginado, aunque lo intentase con todas mis ganas.
     Las comisuras de la boca apenas levantadas y los labios perfectamente húmedos acompañados de esos ojos negros que me observaban entre pestañas doradas pícaramente, invitándome a acercarme.
     - Hola - musitó para no asustarme, pero con voz tan inocentemente seductora que di un vacilante paso hacia adelante, suficiente para tenerlo al alcance de la mano. Entrando en su radio de alcance.
     Tímidamente el dio un paso elegante eliminando casi toda la distancia entre nuestros cuerpos. Le tomé la mano y el suspiró aliviado.
     No le llevo mas de un instante pasar su otra mano por mi cintura y esconder ese rostro hermoso como ningún otro en mi cabello algo alborotado. "Te quiero" - suspiró a mi oído con un murmullo ronco y dulce. Levanté el rostro para encontrarme con los únicos ojos capaces de cortar el hilo de mis pensamientos. Pude ver en sus ojos que él esperaba una respuesta.
     En la milésima de segundo que le llevó parpadear mi cerebro intentó continuar con una misma linea de pensamiento con un éxito nulo. Una única, confiaba y tranquila certeza me asaltó. Yo lo quería.
     - Cierra tus ojos - murmuró a mi oído y su aliento barrió mi cuello erizándome la piel y dejando mis piernas flojas pero a la vez electrizadas. Una parte de mi mente intentaba avisarme algo pero la ignoré. No era momento de pensar, no quería pensar.
     Cerré mis ojos obediente para sumirme en la oscuridad, y me encontré inmóvil en sus brazos, ansiosa.
     Poco a poco pude sentir cómo apenas rozándome con su nariz recorría mi cuello desde la línea de la mandíbula hacia abajo, deslizándose por mi clavícula como fuego. Se me escapo un suspiro.
     Atrapada entre sus brazos, no me importaba nada más, y menos aún cuando me repitió, "te quiero". Por un segundo me dieron ganas de separarme y salir corriendo, pero era muy tarde. En su lugar enredé mis brazos en su cuello y respondí "te amo".
     Me besó el cuello y con sus dedos helados me apartó un poco la cara para hacerse espacio. Sus brazos comenzaron a apretarme un poco más fuerte y yo ya no pude moverme, esto no me alarmó es más era casi placentero  Entonces me mordió.
     No luché, no tenia sentido, sabía que físicamente no tenía oportunidad, intente contener la sangre dentro de mí pero el dolor era insoportable. Entonces lo sentí. Mientras el sacaba de mi cuerpo hasta la última gota de sangre yo podía sentir lo que él: su alegría. El placer lo embriagaba hasta casi drogarlo, y también el amor, su amor había mí, por poco sentido que tuviera.
     No luché por lo poco que quedaba de mi sangre, y él felizmente la tomó. No tardé mucho en perder la conciencia, pero llegué a sentir cómo me besaba con sus labios sangrientos de vida.
     Desde que desperté, él siempre estuvo a mi lado, y juntos escribimos esta historia, para que así estés enterado de que esta noche yo iré a visitarte, tal y como él lo hizo conmigo.

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