martes, 1 de octubre de 2013

11º

     Poco después de que entrásemos a la casa llego Juli, quien luego de saludar secamente a Ian se dedicó a observarnos preparar los licuados atentamente y a poner mala cara siempre que éste se me acercaba a menos de un metro, lo que era la mayoría del tiempo.
     Dentro de mi cabeza me reía pensando en que era que suponía mi hermanito querido que iba a hacer si Ian hacía algo que el considerase inadecuado a su hermanita pequeña. Yo siempre me había llevado mejor con los varones que con las chicas, y ya antes ya había llevado algún que otro amigo a casa a pasar un rato hablando. Aunque había que concederle a mi adorado hermano que Ian no se veía como la mayoría de los muchachos que yo había llevado anteriormente.
     Me cerciore que ambos siguieran jugando esa guerra de miradas, de un lado hostiles y del otro amables, antes de abandonarme a una segunda inspección de Ian. Me gustaba la forma relajada en la que encajaba en mi casa, con los pies descalzos y aun sin ponerse remera, en otro podía parecer excesivo o incluso como forzado, pero no en él.
     Su físico era increíble, no había duda de ellos desde el primer momento en el que se lo veía; los brazos modelados, con bíceps firmes sin ser exagerados. Ocho abdominales también duros, acompañados por pectorales iguales, todos sin un pelo. Por un segundo me pregunte si él sería de esos chicos que se depilan el pecho, pero descarte la idea tan rápido como me vino a la mente, no parecía ser ese tipo de chico. La altura impresionante también, rondando el metro noventa. Pensé que a muchas chicas de las que había conocido se les saltaría la baba en el momento en que se reía, y se podía ver como se contarían sus abdominales, o como se le estiraban los músculos de la espalda y los hombros al agarrar cosas de lugares altos. No digo que no apreciase el espectáculo, después de todo seguía siendo una chica, pero al parecer después de pasar tantas horas en el gimnasio viendo cuerpos iguales, se transformaba simplemente en algo que ya no impresionaba, era consciente de que algún día iban a desaparecer.
     Pero no era exactamente el cuerpo lo que resultaba extrañamente atrayente, era la entrañable forma en que lo manejaba. Movimientos fluidos, sencillos, nunca dudantes; no había presión en su toque, aunque no por eso le faltaba sentimiento, aún podía recordar la forma protectora y guiante en la que había apoyado su mano en la parte baja de mi espalda aquel día que nos conocimos, cuando me abrió la puerta del café y dejó pasar. Nunca me sentía invadida cuando el me tocaba, no como cuando estaba cerca de Dante, con él me sentía nerviosa, como si de pronto mi piel se llenara de miles de hormigas pero no podía quitarmelas. La sinceridad que plagaba sus ojos y una intensidad amigable también ayudaban, aunque estos días había notado que a pesar de que muchos se acercaban a hablarle y las chicas no dejaban de lanzar indirectas el solo destinaba su verdadera atención a unos pocos, creo que me puedo contar entre ellos.
     Aún semi reflexiva lo seguí mientras tomaba los licuados que había terminado como una autómata y él se sentó en las hamacas, pero antes tuve unos segundos en los que note algo que antes no había notado que estaba allí, y ahora que lo veía, no podía creer que antes no lo hubiese visto. En tinta negra, entre sus dos omóplatos, se encontraba un tatuaje. Le dedique mi atención, dejando que mis ojos lo recorriesen.
     Era una especie de circulo, lleno con curvas y leneas entrelazadas de forma armoniosa, el patrón capturo mis ojos, era un dibujo peculiar, lleno de equilibrio. Compuesto por cuatro partes que se repetían y entrelazadas de forma que mis ojos siempre perdían por poco donde comenzaba una y terminaba la otra, de forma lejana me recordaba a un símbolo celta que recordaba de uno de mis libros, el trisquel o al lauburu, pero a su vez era totalmente diferente. De alguna forma me parecía conocido, estaba casi segura de que ya lo había visto, pero no lograba recordar donde, luche con mi mente por unos momentos, sin conseguir nada. Estaba segura de haberlo visto, ¿pero donde?
     - ¿Y ese tatuaje? - le comente sin aguantarme.
     - ¿Qué tatuaje? - contesto él, dándose la vuelta para mirarme, aún parada.
     - Éste bobo - le conteste pasando mis dedos sobre el tatuaje lentamente.
     - Ah, ¿esa cosa vieja? - me dijo volviendo al vista al horizonte- es solo una tontería que hice hace un par de años.
     - Es lindo. Me resulta conocida de algún lado
     -Ni idea, yo la vi entre las cosas de mis padres. Me lo hice como para tener una parte de ellos conmigo.
     No respondí nada, algo en su voz había captado mi atención, su respuesta era extrañamente hueca. Nos quedamos un rato en silencio mientras tomábamos los licuados; era un silencio lindo, compartido, por lo general me molestaba mucho esa gente que se empecinaba en romper los silencios con cualquier cosa, para mi tiene mucho valor, pueden transmitir tantas cosas como una conversación
     El silencio solo se vio interrumpido por mi celular, que sonaba enterrado donde estaba en la toalla de playa. I will follow you into the dark lleno el espacio entre nosotros mientras yo me estiraba para ver el mensaje, era de Lily: "cuando Ian se valla ven a casa y así hablamos. Estoy organizando una fiesta para la generación el sábado  necesitare ayuda :)" . Subí la vista y vi a Lily saludando enérgicamente desde una ventana de su casa y se me atragantó una carcajada, si, debí haber supuesto que iba a chusmear.
     - ¿Pasa algo?
     - No nada era Lily sobre algo de una fiesta mañana, más tarde le pregunto bien...
     - Todos los años ellos hacen una fiesta al principio de curso para todos, supuse que ya lo sabrías. Siempre estas con Lily
     - ¿Hay algo escondido detrás de ese comentario?
     - Nada, enserio - me miro riéndose un momento, y me gustaron los pequeños hoyuelos que se formaron en sus mejillas, eran adorables - creo que ella es una de las mejores chicas de la escuela, me agrada. Son sus hermanos con los que no me llevo demasiado, aunque dudo que eso importe mucho.
     - No creo que haya nadie que se lleve demasiado con ellos. Me alegro de que Lily te agrade, no quería pensar que mis únicos dos amigos no se llevasen bien...
     - No te preocupes por eso, ademas ya harás mas amigos, aunque debo advertirte que las chicas de por aquí son bastante tontas... Así que ¿vas a ir a la fiesta mañana?
     - Eso creo... ¿vos?
     - También, te paso a buscar por aquí si quieres,a si llegamos juntos.
     - Sería genial, gracias
     - Un placer - me contesto él, se paro de su hamaca y miro la linea anaranjada del horizonte - debería ir volviendo. Nos vemos mañana, a eso de las ocho.
     Se acercó y me planto un fuerte beso en la mejilla, y antes de que pudiese siquiera pararme a abrirle la puerta se puso la remera y tomando la mochila saltó a la arena y se fue caminando por la orilla. A unos pocos metros se dio vuelta y me dirigió una mirada intensa junto con otra sonrisa. Lo mire hasta que se volvió una pequeña silueta junto al agua, y reaccionando finalmente tome mis sandalias y salí corriendo a casa de Lily.


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