lunes, 25 de marzo de 2013

     Mis hormonas nunca habían sido demasiado molestas, nunca me había fijado demasiado en el físico de los chicos de mi edad, pero Dios, este chico era capas de alborotarle las hormonas hasta a un esqueleto.
     Dado que mi altura llega apenas al metro sesenta y cinco cuando abrió la puerta mis ojos quedaron instantáneamente a la altura de su pecho. Tenia la piel dorada por el sol y podía ver los pectorales marcados y sin un solo pelo en ellos. Mi mirada bajo un poco y me encontré con ocho abdominales bien marcados y una finísima linea de vello rubio oscuro que se perdía en la cinturilla de unos shorts de ejercicios nike que descansaban sobre sus estrechas caderas. Subí mis ojos recorriendo toda su altura (y él si que era alto), escaneando brazos con bíceps firmes, hombros amplios y músculos que combinaban perfectamente con el resto del paquete. Podía incluso apostar que su espalda era como un triangulo invertido, simplemente fantástica  Cuando por fin mire su rostro parecía el de un modelo, labios gruesos pero sin ser excesivos, nariz recta, la cara angulosa  coronada por una mata de pelo rubio oscuro un poco largo y levemente rizado como el que tendría un surfista. Finalmente unos ojos rodeados por miles de pestañas curvadas por las que cualquier chica mataría, pero esos ojos eran increíbles, de un color verde musgo sin ni una sola veta de otro color, pero cuando me di cuenta de la forma en que me miraba fue como si mi cerebro hiciera un corto circuito, tenia una mirada totalmente arrogante y despectiva.
     - ¿Se te ofrece algo? - Me pregunto con una voz casi ronroneante que me hizo vibrar y enojar ya que notaba impaciencia en la forma que lo dijo.
    - Hola, em, me acabo de mudar al lado y me preguntaba si podrías decirme donde puedo encontrar una tienda de alimentos abierta...
     -Por si no lo has notado la ciudad no es muy grande, hay un solo supermercado.
     - Pensé que igual podrías darme alguna dirección.
     - Bueno pues la próxima vez que vengas a golpear mi puerta piénsalo de nuevo gatita.
     En ese mismo instante el fuego que habían estado causando mis hormonas fue reemplazado por enojo hirviendo en mi cuerpo- ¿Perdón, como me llamaste?
     Me miro con una sonrisa burlona y apoyo la cadera contra el marco de la puerta - Gatita, porque pequeña e inocente como una gatita.
     - Tengo un nombre sabes, es Cassie, así que úsalo
     - No me interesa, no te lo pregunte.
     -  Eres un idiota, ¿lo sabías?
    - ¡Dante deja de comportarte como un imbécil ! - llego un grito desde dentro de la casa y justo unos pocos momentos después aparecieron tres chicos más, todos semi desnudos y con pinta de haber estado posando para un catalogo de  la última campaña de abercrombie&fitch. Uno de ellos igual a mi querido anfitrión y los otros dos iguales entre si tenían el mismo tipo de contextura pero los cabellos negros y los ojos grises. Me miraron al mismo tiempo con ojos calculadores y me tomo toda mi fuerza de voluntad el no dar un paso atrás. Casi pareció que ninguno de ellos iba a pronunciar una palabra hasta que llego corriendo una chica de mi edad que también parecía salida de una fabrica de genes para modelos, toda delgada y estilizada, con pelo rubio lacio hasta las caderas y ojos verdes muy grandes.
     - Hola me llamo Lily - Me dijo entusiasta y alegre, tenia una sonrisa grande y me extendió la mano - soy la hermana de Dante y Bastiaan, me encanta conocerte
    Tarde medio segundo en reaccionar ante lo que estaba pasando pero conseguí estrechar su mano y forzar una sonrisa - Un gusto conocer a alguien agradable - le respondí dirigiendo una significativa mirada a Dante.
     - Así que eres nueva en la ciudad - me dijo con la alegría de un niño - nunca hay nadie nuevo, me encantaría conocerte mas, y puedo mostrarte el pueblo si quieres...
     - Lily... - le escuche decir mientras ponía una mano en el brazo de su hermana - para, no te vas a juntar con ella.
     -  Callate Dante.
     - No te preocupes, ya me voy, pero me encantaría verte más tarde -  le respondí mientras ella era cinchada dentro de la casa por su hermano.
     - No no lo harás - dijo el mirándome fijo - mi hermanita no se va a ver contigo
     - No puedes controlar lo que hago o no - le respondí con una chispa de diversión en los ojos, casi desafiándolo y me di vuelta para irme.
     Ya estaba a medio camino por las escaleras cuando me llamó.
     - El supermercado esta por la principal doblando luego de la plaza con los puestos de artesanos, no puedes perderte - me dijo y pude ver una media sonrisa dibujada en su cara justo antes de que cerrara la puerta separándonos.
     Me mordí un insulto en la lengua y me subi a mi bicicleta para ir a hacer las compras, el supermercado estaba justo donde el idiota había dicho que estaria.

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