jueves, 11 de junio de 2015

13º

    La tarde anterior había sido completamente consumida por los preparativos para la fiesta de Lily. Colgar luces, mover sillas, acomodar espacios para bailar y poner todas las otras millones de decoraciones que Lily había insistido en comprar, y aunque en el momento habían parecido un exceso le habían dado a la casa un aire de fiesta profesional y a Lily una sonrisa tan grande que tuve miedo que le quedara una marca permanente.
     Me había despertado bastante animada ante la perspectiva de la fiesta, que por más que me resultara un poco intimidante me agradaba la forma en la que mi nueva vida comenzaba a modelarse, mucho mejor de lo que jamas hubiese imaginado. Baje rápidamente a hacerme un buen desayuno y con ganas de salir a hacer algo de ejercicio a la playa.
     Juli y mi padre, aún durmiendo después de la larga batalla en el play station la noche anterior no se dieron por enterados después de todo el ruido que hice en la cocina, así que finalmente ya vestida con calza y musculosa les deje una nota junto a las galletas de que había salido a correr a la playa; y rápidamente me lance a la arena.
     Normalmente no me gusta correr, no es mi tipo de ejercicio, pero si debo decir q soy propensa a los ataques de locura, y entre ellos uno era salir a correr. Rápidamente decidí dirigirme a la parte más desierta de la playa, la que se alejaba de la ciudad, me gustaba poder disfrutar de un poco de paz y tranquilidad para meditar sobre mi primera semana.
     Había sido una muy buena semana, sobre eso no había mas vuelta que darle. Pensar sobre Lily e Ian me ponía feliz,no podía decir exactamente que los conocía, pero algo me decía que ambos habían llegado a mi vida para quedarse, y eso verdaderamente era lo mejor que me había pasado en mucho tiempo. Juli también parecía haberse adaptado bien y lo había visto con varios chicos en los cortes entre clases, y alguna chica también... y todo me alegraba. Y papá, bueno, a papá lo veía más relajado, más sonriente y eso era lo mejor que podía pedir.Ni siquiera me puedo imaginar lo que debió ser trabajar en el hospital después de lo de mamá , incapaz de escapar de su recuerdo.
      Me embargó un sentimiento de profunda felicidad, de esa que parece salirte del medio del pecho e iluminar todo lo que se encuentra a tu alrededor. Íbamos a estar bien, todos nosotros, por fin estábamos consiguiendo salir adelante e íbamos a estar bien. Con una sonrisa de oreja a oreja apreté el paso de mis piernas sobre la brillante arena, y después de echar una mirada alrededor y asegurarme que estaba tan sola como deseaba me saque la remera, dispuesta a correr hasta deshacerme las piernas.
     Por un momento me quede pensando en mi madre, en cuanto la extrañaba aún y la llevaba conmigo día a día, en como me gustaría poder compartir todas estas nuevas experiencias con ella, el poder hablar una vez más, abrazarla una vez mas; pero también pensé que ella se alegraría por nosotros, por vernos bien y saliendo adelante. Tenía que llevarle flores cuando pudiera hacerme un momento y pedirle el auto a papá, me negaba a que su tumba quedase abandonada en el viejo cementerio.
     Instantáneamente me vino a la cabeza el sueño tan extraño de la tarde anterior, no era la primera ni la ultima vez que había soñado con ella, pero mis sueños nunca habían sido así. Generalmente eran recuerdos mezclados con sueños, mi madre acompañándome a alguna parte, viéndome competir o nosotras juntas simplemente mirando televisión. Pero nunca había soñado con ella en el cementerio, nunca. Y mucho menos había habido nadie más que nosotras y Juli y papá en mis sueños, nunca nadie más. Me fastidió que Dante hubiese conseguido meterse tanto bajo mi piel como para empezar a irrumpir en mis sueños, y no quería ni ponerme a analizar ese abrazo. Si he leído miles de novelas con el personaje del tipo príncipe valiente, pero al final nunca me había resultado suficiente, y menos iba a comenzar a parecermelo ahora con alguien tan altanero y desagradable como él.
      Sin darme cuenta ya había pasado por un buen trecho la punta rocosa de la playa, pero con el calor quemandome la piel decidí que podía ser una buena idea darme un chapuzoncito antes de volver al trote a casa, y con suerte el agua también sería capaz de borrarme tanto pensamiento de la cabeza. Mire nuevamente alrededor para asegurarme que estaba sola y rapidamente me quite los championes y la calcita, no es q fuera tan terrible estar en ropa interior en la playa, mi top y mi culote eran más grandes que los bikinis de muchas chicas probalblemente, pero había algo sobre andar por ahí en ropa interior que me hacía sentir cierto grado de vergüenza, y diversión al mismo tiempo, como si estuviera haciendo algo malo. Sip, mi cerebro ya no estaba muy bien después de tanto calor.
     Tome carrera antes de arrojarme al agua helada, había una cierta dulzura en sentir el pinchazo del frío en los músculos trabajando. Patalee para seguir bajando de la superficie, mientras sentía como el pelo mojado me acariciaba en ondas detrás mio. Salí de golpe salpicando a todos lados, y rápidamente me puse a bracear alejándome un poco más de la orilla y recorriendola al mismo tiempo; me encantaba la sensación de brazos y piernas empujando el agua, abriendome paso hacia adelante sin parar.
     Me decidí a salir un poco más rápido de lo que en realidad me hubiera gustado, pero todavía tenía un buen trecho hasta la casa y ya podía comenzar a sentir mis piernas quejarse deliciosamente por la exigencia.Bracee con la cabeza baja hasta que la profundidad no fue la suficiente como para seguir haciéndolo; y al levantar la cabeza, me encontré a un sudoroso y sonriente Dante.
     - ¿No se supone que a los gatos no les gusta el agua?- me dijo divertido mientras yo salía rápidamente del agua, desesperada por cubrirme un poco, había algo demasiado intimo en estar parada en ropa interior frente a él.
     - Y por qué no se lo preguntas a alguna de tus amiguitas de la clase, te aseguro que más de una estará encantada de contestar todas tus preguntas.
     - Pero ninguna de ellas se encuentra nadando en mi playa- me contesto borrando la sonrisa de supermodelo y poniendo una cara que se supuse debía ser levemente amenazadora, pero por alguna razón, no llegaba a creerla.
     - ¿Tú playa? ¿Desde cuándo las playas tienen dueño?
     - Era mi playa, hasta que tú llegaste a invadirla, tal como mi casa y mi familia; es una muy mala costumbre gatita.
     No me importaban todas las estupideces que salieran de su boca, pero había algo en el hecho de que me llamara gatita que me hacia desear rechinar los dientes. Pero me negaba dejar que él lo notara.
     - Mala suerte, porque no tengo planes de irme a ningún lado. –corté la conversación, reenganchando mi suave trote para deshacer mi camino.
     A Dante no le costó ni medio segundo ponerse a trotar a mi lado. No hay forma de negar que se veía magnífico corriendo si remera bajo el dorado sol, había algo extremadamente sensual en el sudor leve que brillaba sobre él y el pelo cayéndole a mechones sobre los ojos, no era ciega, pero esto de alguna forma solo conseguía irritarme aún más.
     - No sabía que salías a correr- me dijo con una respiración inalterada.
     - Pues no veo porque deberías haberlo sabido
     - Siempre intento saberlo todo, y tampoco sabía que tenías por costumbre salir a nadar en ropa interior – retrucó el socarrón.
     Pare en seco desparramando un poco de arena, y me tomé un momento para recuperar la respiración, no pensaba prolongar este jueguito más de lo netamente inevitable.
     - ¿Qué diablos quieres Dante? No tengo la paciencia para aguantarte mucho más antes de contestar una grosería, así que mejor dejemos las cosas claras.
     - ¿Por qué debería querer algo en especial? – me contesto aparentemente dolido, pero había algo más tintando sus ojos, me pregunte denuevo si era solo mi imaginación o estaba comenzando a ver más allá del modelo malhumorado. Me sentí levemente incomoda en su presencia al recordar el sueño que había tenido la noche anterior, en el que él me abrazaba.
     - No vienes a hablar conmigo sin una razón clara, las más frecuentes hasta ahora son molestarme e intentar que deje de juntarme con tu hermana, así que puedes soltar tu discursito de una vez porque no voy a seguirte este tonto juego ¿Qué quieres?
     Dante me miro a los ojos y por un momento los vi ablandarse
     - No lo se gatita, ya no se que quiero- me contesto tranquilo, pero pude ver como volvían a cerrarse sus ojos – me voy, nos vemos esta noche supongo – y ágilmente reemprendió la marcha a un ritmo mucho más rápido del que mis pobres piernas serian nunca capaces de adoptar.
     Pero no iba a seguirlo, no tenía sentido, porqué debería yo seguirlo, había sido él quien había venido a mi primero y en realidad no tenía nada que decirle, no. Así que sacudiendo la cabeza levemente reemprendí suavemente mi marcha a casa, pero ya sin la misma energía con la que había comenzado mi mañana, de alguna forma esta charla había conseguido cambiar mi energía, seguía feliz por esta noche, pero ahora había algo que me inquietaba. Deseaba poder llevarme bien con Dante, después de todo era el hermano de Lily y supuestamente un buen chico, pero no tenía la más mínima idea de cómo seguir lidiando con sus cambios de humor.
     Subí los escalones rápidamente y comencé a estirar después de sacudir la cabeza, no era el momento para pensar en esto, ya tenía suficiente para entretenerme hoy con la fiesta y el ponerme un vestido.

*  *  *

     Después de una larga ducha y pasarme un milisegundo por la casa de Lily para ver que todo estuviera bien y que ella no estuviera enloqueciendo, la primera si y la segunda no, con todo su entusiasmo y locura no me la imaginaba de otra forma antes de una fiesta. Pero luego de asegurarme varias veces que iba a estar bien y cualquier imprevisto podía ser arreglado por gemelo uno o gemelo dos me mandó a arreglarme a mi casa. Considere por un momento hablarle sobre mi charla con Dante de esta mañana y preguntarle si ella sabía que era lo que le podía haber picado a su hermano decidí no hacerlo, era mejor no preocuparla, y que lo que fuera que estaba pasando entre el gemelo malvado y yo quedase entre nosotros.
     Pase el resto de la tarde mimándome y aprontándome para la noche, haciendo todas las cosas que la mayoría de las chicas seguramente hacían a diario, pintarse las uñas, pasarse cremas y aceites, perfumarse y peinarse cuidadosamente el cabello; me encargue de todo esto recordando como mi madre lo hacía en su momento, y como le encantaba explicarme paso a paso todas estas cosas, en esos pequeños momentos que compartíamos juntas y me hacían sentir muy cercana a ella. Amaba poder recordarla de esta forma, con una sonrisa en el rostro y no con lágrimas en los ojos.
     El sol estaba tomando esa hermosa tonalidad rojiza del atardecer cuando por fin conseguí deslizarme dentro del vestido que había comprado el día anterior y unas sandalias negras con un poco de plataforma en los pies, de esas que hacen parecer que las piernas se te alargan en un par de segundos. Me pegue un repaso frente al espejo, retocándome el rímel y el brillo labial, que era lo único que me había puesto de maquillaje; mi até el cabello en una media cola para que los rizos rodearan levemente mi cara y me puse el collar que mi madre me había comprado para mi último cumpleaños, una pequeña estrella brillante en un cordoncito de plata. Sonreí al pensar en mi imagen, en lo entera que lucía, y lo entera que me sentía, mucho más que en mucho tiempo; ahora ya no quedaba más que hacer que bajar las escaleras...







domingo, 15 de junio de 2014

12º


     Hasta ahora nunca había visitado el cuarto de Lily, y la verdad es que si no me agradara tanto ella habría encontrado su cuarto casi vomitivo. Las cuatro paredes estaban pintadas de rosa suave, la cama decorada con una colcha fucsia a lunares blancos, a los pies de la cama un baúl blanco, más allá un escritorio blanco hacía juego con un tocador blanco también que estaba repleto de más cantidades de maquillaje, perfumes y cosméticos de los que yo debía de haber poseído en toda mi vida. Un ropero con puertas fucsias también terminaban el escaso mobiliario que daba un aspecto amplio al cuarto perfectamente ordenado. Me pareció gracioso pensar que si alguien me hubiese mostrado una fotografía de este cuarto y me preguntase si existía la posibilidad de que su dueña se convirtiera en mi única amiga, abría contestado que no sin dudarlo.
     Hacía solo un par de segundos que había terminado de contarle sobre la extraña tarde con Ian, y ella seguía sin responderme nada. Levante la mirada para ver si seguía concentrada pintándose las uñas como había estado cuando entre a la casa. Había tenido la suerte de no cruzarme al trillizo malvado ni al trillizo bueno, pero al parecer la trilliza con la que de hecho si había venido a verme no estaba completamente conmigo.
     - Lily, ¿estas ahí? - le pregunte tanteándola.
     - Mmmm... - me contestó sin siquiera levantar la vista de su manicura, había algo extraño en su energía.
     - Lily! ¿Pasa algo? no parece que estés en la tierra, pensé que estarías como loca por la fiesta. Además quería saber que pensabas sobre Ian...
     - No solo estoy distraída, ya nos ponemos en la organización - me contesto evadiendo un poco mis ojos.
     - No parece que solo estés distraída, sabes que soy tu amiga, que podes decirme cualquier cosa.
     - Cassie, es que no sé, me agrada Ian como tu amigo, pero no sé si como algo más. Creo que hay otras personas antes que él que serian mejores para ti. Y además todo está pasando un poco rápido, tómatelo con calma y hace lo que tu corazón te diga.
     Los ojos de Lily me miraban atentamente, preocupados intentando ver mi reacción. No me había molestado para nada su respuesta, la respetaba y la valoraba, pero había algo más allí en su mirada, algo que antes no había estado. Sabía que había algo que ella no me estaba diciendo. Le sostuve la mirada algunos segundos más y termine por decidirme a no preguntarle, supuse que cuando estuviera lista para hablar de ello me lo diría.
     - Bueno, entonces cuál es el plan de acción con respecto a la fiesta.
     El humor de Lily cambio casi instantáneamente, volviendo a ser la loca energética que quería - Hay mucho que hacer, la decoración, la comida y todo eso. Ya envié a los chicos para que se encarguen de comprar la comida, Ilan se va a hacer cargo de la música, así que tú y yo tenemos que comprar toda la decoración hoy y mañana ambientar la casa.
     - Vamos entonces - le conteste con una sonrisa levantándome del nido de almohadones en donde estaba metida.
     Lily hizo lo mismo y salimos del cuarto, pero cuando me dirigía la puerta de la calle ella me hizo señas a otra puerta, que resulto dar al garaje, donde un sheep amarillo brillante nos esperaba. Resulto ser que ella era una conductora un tanto veloz pero cuidadosa, y rápidamente el olor a sal y el viento consiguieron disipar mis preocupaciones. Dedicamos lo que quedaba del día a ir de tienda en tienda comprando vasos, luces. guirnaldas y cosas de ese estilo, más que suficientes para todas las locas ideas que Lily tenía; además de arrastrarme a algunas de las tiendas de ropa locales en busca de el vestido perfecto para usar.
     Era extraño pero su loca y desenfrenada energía me reconfortaba de una forma que hacía tiempo no sentía; nunca había sido del tipo de muchas amigas, pero hacía tiempo que no tenía una buena amiga de verdad, y tal vez Lily aun no lo era, pero no podía evitar sentirme a gusto con ella de una extraña forma. Aunque me tuviera probando mas vestidos de los que jamás me había probado en mi vida.
     - ¡Ese es! -grito cuando salí del probador por millonésima vez, después de un par de ruegos había accedido a probarme algunos vestidos, tenía que admitir que me hacía falta uno - Te ves hermosa Cassie, ese vestido es perfecto.
     Me di vuelta por un momento a mirarme al espejo, último modelo lo había elegido Lily, era un vestido de playa blanco y ligero, con tirantes y un escote sencillo pero apenas dos tiras cruzando la espalda para permitirme usar un sostén, después el vestido dejaba piel al aire hasta mi espalda baja, la falda era suelta y un poco corta para mi gusto, pero era uno de los mejores que me había probado. Levante los ojos y vi a Lily mirándome con esa enorme sonrisa que parecía estar permanentemente gravada en su rostro
      - Tenes que comprarlo, es perfecto. 
     - No sé, nunca use algo así de… femenino
     - Pues deberías vestirte más seguido así, vas a estar volteando cabezas en la fiesta.
     - Claro – le respondí con una carcajada – las personas van a mirar a otro lado para no tener que verme de esta forma.

      - Tonta – me riñó ella – ahora vamos, tenemos que empezar a preparar esta fiesta.

martes, 1 de abril de 2014

¿Viva?

     Sentía el fuerte pulso de la música salir disparado por los parlantes que se encontraban en cada rincón de la disco, sentía ese mismo pulso entrando en mi cuerpo, recorriéndome entera, como fuego por las venas y escapando en cada giro de la cadera o movimiento rítmico de los brazos. No había nada mejor que ese pum, pum, pum vibrando a través de todos los cuerpos presentes, uniéndolos bajo un mismo hechizo, y haciéndolos sentí tan vivos y al mismo tiempo tan llenos de ansias por vivir un poco más. Ese pum pum, como me recordaba ese pum pum a como era estar viva, o por lo menos era lo que yo creía sentir cuando estaba viva. 
     De repente la música se me antojaba el pulso continuo, una unión de todos los seres vivos, un mismo corazón latiendo entre todos, y yo aun era parte de ello, más allá de que mi propio corazón hacia siglos que había dado su ultimo latido. Como podía sentirme tan viva y al mismo tiempo ser consiente de no estarlo de una forma tan clara, como podía ser que en aquel momento, salvo por la falta de pulso, me sentía tan viva. Sería posible estar viva sin un corazón latiendo dentro de mi pecho. En este momento me sentía viva, no me cabía la menor duda, los ojos brillantes a mí alrededor, las respiraciones agitadas y los cuerpos balanceándose a un mismo compas pero de formas diferentes. Dando una vuelta seguí mirando a mi alrededor, a los diferentes grupitos charlando y riendo, a las parejas y a los solitarios, a esa gente que se encontraba pensativa, ajena a todo el barullo a su alrededor, y a aquellos que se sumergían en el interminable vaivén de la música, para alejarse de solo ellos sabían que,
    Me concentre en ese ritmo, en ese pulso. Intente grabarlo en mi interior a fuego, como si así fuese capaz de no perder mi norte nunca más, como si así pudiese ser normal, o al menos más humana, aunque ya sabía que no había posibilidad de ello. Una ráfaga de aire frio consigue abrirse camino entre el calor de los cuerpos que se contorneaban, volviendo mi piel de gallina, despertándome de mi ensoñason. Podría tener piel de gallina, podía dormir, podía tener hambre, incluso si me lo permitía sabia que era capaz de amar, entonces como podía ser que no estuviese viva, que un simple corazón inerte abriera una brecha tan grande entre aquellos que me rodeaban y aquellos que eran... como yo.
     Eran pensamientos como ese que conseguían volver a helarme las venas, que podían hacer que me despertara de este sueño en la vigilia, podían separarme del resto de los cuerpos latientes, podría hacerme alejar un poco más de la vida a la que durante al menos un tiempo me había acercado. Me deje abrazar por el frio de la noche, deje que la briza helara el sudor en mi piel, deje que mis pies caminaran calle abajo, cosas que podían hacerme sentir tan viva. Doble hacia la derecha y me unid en la oscuridad de un callejón, tal vez alejándome de todo lo que me recordaba tanto a la vida podía sentirme menos vacía. Apoye la espalda contra los helados ladrillos, inhalando lentamente aire que en realidad no necesitaba. Yo sabía lo que realmente necesitaba, y me odiaba por ello.
     Antes incluso de escuchar los pasos de la pobre pareja que se dirigía a ese mismo callejón buscando un lugar donde tener un poco mas de intimidad pude sentirlos, a ellos, a su energía, podía sentirlos llenos de tanta vida. Y así mismo, podía sentir el ansia tomando posesión de mi misma, alejándome de aquello que hace tan poco me había unido a esa pareja que de seguro habría estado en esa misma disco bailando bajo el mismo rítmico encanto. Me hundí lentamente en la oscuridad y deje que la pareja se concentrase en si misma, los deje ir aligerando su ropa, subiendo la temperatura. Podía sentir a si mismo mi energía crecer, el ansia potenciarse, sabía que el momento se acercaba, y podía sentí a la parte más oscura de mi misma tomar el mando. En el momento más crucial me aproxime a ellos y cinchándolo a él de la parte superior del cuello apoye mis labios sobre los suyos. La transmisión de energía fue rápida y poderosa, era un muchacho joven, de veintipocos años y lleno de ganas y fuerza. Era una buena fuente de energía, me sentí a su vez más viva con cada segundo que transcurría, sentía mi pulso moverse al compas del suyo, empujado por una fuerza que no provenía de mi corazón, sino del suyo. Cuando me fue suficiente lo solté, dejándolo volver a quien lo había estado ocupando y salí a paso ágil del callejón, nada hacía sentir más vivo a un súcubo que una buena comida.






     No voy a aburrirlos con mi verano, la verdad es que fue uno de los más lindos, gracias a mis amigas y a mi novio, pero también tuve que despedirme de algunas personas que formaban parte de mi vida, y estoy atravesando una montaña de cambios bastante complicados, y por encima de todo eso estoy con un bloqueo de escritor que me dan ganas de darme la cabeza contra la pared. Pero volví, y voy a intentar seguir donde me quede y darles mas de mis creaciones, por mas que no este del todo conforme con ellas, como es el caso de esta, pero se que nada va a ser jamas completamente perfecto. Gracias por leer y perdón por mi tan larga ausencia. Les deseo lo mejor, y espero oir de ustedes, tanto sus criticas como simples comentarios

martes, 22 de octubre de 2013

La luz de una vela

     Fijó mis ojos en la titilante luz de la vela que se hallaba frente a ella, era todo lo que podía hacer para frenar las lagrimas que luchaban por escaparse de sus ojos. Sentía la música metiéndoselo  lentamente bajo mi piel y destrozando los últimos resquicios de equilibrio emocional que jamas había poseído. La hechizante melodía del piano acompañaba el compás de mis lagrimas cayendo sobre el papel que estaba apoyado debajo de la vela, y ni la caliente cera derretida era capas de ocultar las palabras que habían quedado grabadas a fuego en mis retinas. Podía sentir al resto a mi alrededor, de forma lejana y tan próxima al mismo tiempo, una superposición tan poderosa de emociones me recorrió sin la necesidad de mirarlos.
     Levísimos contornos de piernas y manos se distinguían a la luz de las velas, que cada uno tenía frente, cabezas gachas, cada una concentrándose en su propia vela, gritándole al mundo sin necesidad de abrir la boca. Los corazones unidos en un latido fuerte, constante que ya jamas pararía;  lentamente las voces comenzaron a expresarse, sumando a las lagrimas que ya se deslizaban por mis mejillas cayendo a esa hoja y mojando el dibujo. Las manos temblando y el corazón en shock, una pregunta tan simple, una pregunta a la que siempre había creído saber la respuesta, tan poco podía causar tanto.
     Reanudándose solo el sonido del piano, las manos se unieron sin una palabra, sin necesidad de mirarse, se buscaron, agarrándose con fuerza, brazos rodeando el circulo de luz, como un faro que jamas les permitiría perderse, un salvavidas, para las tormentas. La roja luminosidad bañaba los rostros, todos bañados por lagrimas, sin falta. Los ojos brillantes, labios temblorosos, el sentimiento cayendo y afirmándose en los corazones, dejando su marca indeleble y cambiándolo todo para siempre. Sin una palabra se dispersaron, yendo a pasar la noche.
     La luz mas potente del sol los despertó, sin opacar el recuerdo del calor de la vela y la dorada intensidad bañándolos. Casi como un pacto sin palabras les fue inevitable volver, volver allí aunque solo fuese para comprobar que la noche pasada había sido algo mas que un sueño, que realmente había pasado. Las lagrimas ya secas en el papel, la cera ahora endurecida creando formas y las velas apagando, pero listas para volver a ser encendidas.
     Alguien, o todos al mismo tiempo releyeron la pregunta que con tan poco, los había movido tanto; ¿Me amas? y como de ninguna otra forma podía ser, como antes las manos lo habían hecho, se unieron los brazos, rodeando a todo el que alcanzaban, fundiéndose en un abrazo, compartiendo el calor corporal, como el calor que la vela les había enviado callada en la oscuridad de la noche. Así fue ese abrazo, propulsando una onda de calor por todos los cuerpos, y casi como su fuese ensayado todos respondieron: Si, te amo. Sellando lo que vivieron, y marcando el camino que vivirían, que sin importar las distancias o las circunstancias los corazones seguirían latiendo como uno, enviándoles ese calor y esa luz, como los de una vela, que podían parecer poco, pero imposibles de ignorar dentro de la oscuridad. Él se aseguraría de que así fuera, como ya se había asegurado de que sus caminos se cruzaran.

martes, 1 de octubre de 2013

Reseña: Nacidas bajo el signo del toro, Florencia Bonelli

¿Cómo rompes el hechizo de sus ojos?

¿Cómo aquietas tus latidos al sonido de su voz?
¿Cómo le enseñas a tu corazón que amar es peligroso? 
     La vida de Camila da un giro drástico el día en que la empresa de su padre se declara en bancarrota.
     Un departamento más pequeño en un barrio viejo y decrépito y un colegio público de jornada simple son algunos de los cambios que debe enfrentar.Detesta la nueva realidad, por lo que se encierra en la soledad que le brindan sus libros.
     Hasta que conoce a su nueva vecina, una astróloga que la iniciará en los misterios de las nacidas bajo el signo del Toro.
Y, a medida que el cambio se profundiza en Camila, la realidad que tanto detestaba va tomando un nuevo color. En ella, el lindo de la clase, Sebastián, y Lautaro, el enigmático mejor alumno, se convertirán en los protagonistas. 
     El secreto está en conocer tu corazón.
     Este libro me lo regalo mi madre para el día del niño y me había quedado como debe para leer. Voy a ser sincera, mi madre no conoce demasiado bien mis gustos y básicamente creo que compró el libro porque la protagonista tiene mi mismo nombre y aproximadamente mi edad. Soy amante total de la fantasía y la ciencia ficción, así que la verdad que me sumergí en este libro con muy pocas expectativas.
     Leí que este es el primer intento de la autora en escribir una novela juvenil, así que puedo entender que halla elegido esta linea en la historia, que sin ofender a nadie, esta un poco trillada y el final era algo predecible. Lo que si me impresiono mucho fue el uso del horóscopo y como el personaje va relacionando su crecimiento personal con el mismo, y se da fuerzas con el, poco después de haberlo terminado yo misma busque mi carta astral, aunque no soy demasiado creyente en ello.
     La historia a veces no seguía el hilo a algunos datos que se iban dando sobre los personajes, y eso al principio me trancó un poco. La ambientación hace que sea fácil relacionarte a una ciudad como la que todos vivimos, y los problemas pueden ser parecidos a los que una adolescente se puede enfrentar, aunque de a ratos se volvía un tanto superficial y vacía.
     Camila, el personaje principal me presento un reto, no pude evitar encontrarla al mismo tiempo interesante y una completa tonta. Pero creo que todos tenemos esos dos lados dentro nuestro. Y me parece que el hecho de que a lo largo de la historia ella se enfrente a sus problemas con su físico y ademas se hable de los problemas que tiene con el y que termine aceptándolo tal cual es es algo realmente bueno, ya que presenta un perfil que puede ayudar a muchas en sus propias batallas internas. Lautaro y Sebastian, otros dos personajes, a su vez presentan perfiles que por lo menos ne mi experiencia personal se presentan en todas las generaciones, característicamente opuestos y con constantes roces. No voy a ir tan allá como para decir que la novela puede ayudarte a entenderlos, pero si dar otro vistazo a sus perfiles.
     No creo que pueda decir mucho más sobre esta novela, no la recomiendo ni al descarto, ademas de resaltar que no pertenece al genero que mas me agrada, pero si quiero dejar en claro que me sorprendió en mas de un aspecto,aunque no creo que la vuelva a leer.

11º

     Poco después de que entrásemos a la casa llego Juli, quien luego de saludar secamente a Ian se dedicó a observarnos preparar los licuados atentamente y a poner mala cara siempre que éste se me acercaba a menos de un metro, lo que era la mayoría del tiempo.
     Dentro de mi cabeza me reía pensando en que era que suponía mi hermanito querido que iba a hacer si Ian hacía algo que el considerase inadecuado a su hermanita pequeña. Yo siempre me había llevado mejor con los varones que con las chicas, y ya antes ya había llevado algún que otro amigo a casa a pasar un rato hablando. Aunque había que concederle a mi adorado hermano que Ian no se veía como la mayoría de los muchachos que yo había llevado anteriormente.
     Me cerciore que ambos siguieran jugando esa guerra de miradas, de un lado hostiles y del otro amables, antes de abandonarme a una segunda inspección de Ian. Me gustaba la forma relajada en la que encajaba en mi casa, con los pies descalzos y aun sin ponerse remera, en otro podía parecer excesivo o incluso como forzado, pero no en él.
     Su físico era increíble, no había duda de ellos desde el primer momento en el que se lo veía; los brazos modelados, con bíceps firmes sin ser exagerados. Ocho abdominales también duros, acompañados por pectorales iguales, todos sin un pelo. Por un segundo me pregunte si él sería de esos chicos que se depilan el pecho, pero descarte la idea tan rápido como me vino a la mente, no parecía ser ese tipo de chico. La altura impresionante también, rondando el metro noventa. Pensé que a muchas chicas de las que había conocido se les saltaría la baba en el momento en que se reía, y se podía ver como se contarían sus abdominales, o como se le estiraban los músculos de la espalda y los hombros al agarrar cosas de lugares altos. No digo que no apreciase el espectáculo, después de todo seguía siendo una chica, pero al parecer después de pasar tantas horas en el gimnasio viendo cuerpos iguales, se transformaba simplemente en algo que ya no impresionaba, era consciente de que algún día iban a desaparecer.
     Pero no era exactamente el cuerpo lo que resultaba extrañamente atrayente, era la entrañable forma en que lo manejaba. Movimientos fluidos, sencillos, nunca dudantes; no había presión en su toque, aunque no por eso le faltaba sentimiento, aún podía recordar la forma protectora y guiante en la que había apoyado su mano en la parte baja de mi espalda aquel día que nos conocimos, cuando me abrió la puerta del café y dejó pasar. Nunca me sentía invadida cuando el me tocaba, no como cuando estaba cerca de Dante, con él me sentía nerviosa, como si de pronto mi piel se llenara de miles de hormigas pero no podía quitarmelas. La sinceridad que plagaba sus ojos y una intensidad amigable también ayudaban, aunque estos días había notado que a pesar de que muchos se acercaban a hablarle y las chicas no dejaban de lanzar indirectas el solo destinaba su verdadera atención a unos pocos, creo que me puedo contar entre ellos.
     Aún semi reflexiva lo seguí mientras tomaba los licuados que había terminado como una autómata y él se sentó en las hamacas, pero antes tuve unos segundos en los que note algo que antes no había notado que estaba allí, y ahora que lo veía, no podía creer que antes no lo hubiese visto. En tinta negra, entre sus dos omóplatos, se encontraba un tatuaje. Le dedique mi atención, dejando que mis ojos lo recorriesen.
     Era una especie de circulo, lleno con curvas y leneas entrelazadas de forma armoniosa, el patrón capturo mis ojos, era un dibujo peculiar, lleno de equilibrio. Compuesto por cuatro partes que se repetían y entrelazadas de forma que mis ojos siempre perdían por poco donde comenzaba una y terminaba la otra, de forma lejana me recordaba a un símbolo celta que recordaba de uno de mis libros, el trisquel o al lauburu, pero a su vez era totalmente diferente. De alguna forma me parecía conocido, estaba casi segura de que ya lo había visto, pero no lograba recordar donde, luche con mi mente por unos momentos, sin conseguir nada. Estaba segura de haberlo visto, ¿pero donde?
     - ¿Y ese tatuaje? - le comente sin aguantarme.
     - ¿Qué tatuaje? - contesto él, dándose la vuelta para mirarme, aún parada.
     - Éste bobo - le conteste pasando mis dedos sobre el tatuaje lentamente.
     - Ah, ¿esa cosa vieja? - me dijo volviendo al vista al horizonte- es solo una tontería que hice hace un par de años.
     - Es lindo. Me resulta conocida de algún lado
     -Ni idea, yo la vi entre las cosas de mis padres. Me lo hice como para tener una parte de ellos conmigo.
     No respondí nada, algo en su voz había captado mi atención, su respuesta era extrañamente hueca. Nos quedamos un rato en silencio mientras tomábamos los licuados; era un silencio lindo, compartido, por lo general me molestaba mucho esa gente que se empecinaba en romper los silencios con cualquier cosa, para mi tiene mucho valor, pueden transmitir tantas cosas como una conversación
     El silencio solo se vio interrumpido por mi celular, que sonaba enterrado donde estaba en la toalla de playa. I will follow you into the dark lleno el espacio entre nosotros mientras yo me estiraba para ver el mensaje, era de Lily: "cuando Ian se valla ven a casa y así hablamos. Estoy organizando una fiesta para la generación el sábado  necesitare ayuda :)" . Subí la vista y vi a Lily saludando enérgicamente desde una ventana de su casa y se me atragantó una carcajada, si, debí haber supuesto que iba a chusmear.
     - ¿Pasa algo?
     - No nada era Lily sobre algo de una fiesta mañana, más tarde le pregunto bien...
     - Todos los años ellos hacen una fiesta al principio de curso para todos, supuse que ya lo sabrías. Siempre estas con Lily
     - ¿Hay algo escondido detrás de ese comentario?
     - Nada, enserio - me miro riéndose un momento, y me gustaron los pequeños hoyuelos que se formaron en sus mejillas, eran adorables - creo que ella es una de las mejores chicas de la escuela, me agrada. Son sus hermanos con los que no me llevo demasiado, aunque dudo que eso importe mucho.
     - No creo que haya nadie que se lleve demasiado con ellos. Me alegro de que Lily te agrade, no quería pensar que mis únicos dos amigos no se llevasen bien...
     - No te preocupes por eso, ademas ya harás mas amigos, aunque debo advertirte que las chicas de por aquí son bastante tontas... Así que ¿vas a ir a la fiesta mañana?
     - Eso creo... ¿vos?
     - También, te paso a buscar por aquí si quieres,a si llegamos juntos.
     - Sería genial, gracias
     - Un placer - me contesto él, se paro de su hamaca y miro la linea anaranjada del horizonte - debería ir volviendo. Nos vemos mañana, a eso de las ocho.
     Se acercó y me planto un fuerte beso en la mejilla, y antes de que pudiese siquiera pararme a abrirle la puerta se puso la remera y tomando la mochila saltó a la arena y se fue caminando por la orilla. A unos pocos metros se dio vuelta y me dirigió una mirada intensa junto con otra sonrisa. Lo mire hasta que se volvió una pequeña silueta junto al agua, y reaccionando finalmente tome mis sandalias y salí corriendo a casa de Lily.


viernes, 20 de septiembre de 2013

10°

     - ¿Te desperté? ¿o la almohada solo tenia ganas de pegarse a tu cara?- me preguntó Ian una vez que le hube abierto al puerta.
     - La segunda, últimamente mi almohada esta muy cariñosa.- le conteste media ida, los últimos vestigios del sueño aun colgaban de mi, tenia ese último abrazo grabado a fuego en la piel, sin saber muy bien como enfrentarme con él.
     Caminamos en silencio escaleras arriba, pero no le di muchas vueltas, él era una de esas personas con las que el silencio no era incomodo, era compartido, los dos juntos pero inmersos en nuestras mentes. Comencé a juntar algunas cosas que había tiradas en el piso al darme cuenta de que esta era la primera vez que el venia a mi casa, ni hablar del dormitorio; pero por suerte Ian solamente fue a la cama, estiro la colcha un poco y se desplomo sobre ella, como si llevaramos años haciendo esto. Desde su lugar me dirigió una de sus sonrisas relajadas, de esas que me hacían relajar a mi también.
     Me senté en el borde de la cama a su lado y comencé a jugar con los hilos sueltos de la pulsera que siempre llevaba puesta en la mano izquierda.
      - Entonces, cual es el plan para esta tarde. ¿Dormir?¿Relajarnos?¿Ir a la playa? o ¿tratar de dominar al mundo, pinky?
     - Estoy un poco cansada como para la dominación mundial, creo que la podemos aplazar un poco, pero la idea de tirarme un rato en la playa a leer o conversar en extremadamente atrayente.
     - Ah, que suerte, me hiciste acordar - dijo pegando un salto y agarrando la mochila que había tirado al costado de la mesita de luz, y de ella sacó un libro de tapa azul con un símbolo en llamas - lo encontré el otro día en la librería, y se me ocurrió que si insistes en leer esas cosas que llamas libros, podría subir un poco el nivel.
      Me pasó el libro con un ademan despreocupado, y se me quedo mirando. Por un segundo no hice más que recibir el libro, sobre el símbolo se leía Divergente, una pequeña luz se prendió en mi cabeza, había oído sobre este libro, pero cuando fui a comprarlo el precio era bastante elevado y había decidido que con la mudanza y todo seria mejor si lo leía en internet. Levante los ojos hasta verle, él me miraba medio serio, esperando alguna reacción, pero ni yo misma sabia como se suponía que debía reaccionar. Deje el libro aun lado y lo abrace con todas mis fuerzas, casi tumbándolo de la sorpresa.
     - Gracias - le dije antes de estamparle un beso en la mejilla - enserio gracias.
     - No es nada- me respondió el estrechándome también entre sus brazos, y me sorprendí por un segundo con la forma en la que parecíamos encajar el uno con el otro - dale, ahora cambiáte que te espero en la arena, vamos a nadar un rato

***

     Me encontré una pila de ropa y su mochila en la arena cuando baje y a Ian ya braceando en el agua. Tiré mis cosas junto a las de él y me metí rápidamente antes de que se diese cuenta de que ya estaba allí. Se había adentrado lo suficiente como para que yo ya no hiciera pie, así que mientras me dirigía a sorprenderlo comencé a bracear, notando como los músculos de los hombros y el cuello parecían aflojarse, y los brazos se adaptaban a un rimo que recordaban y jamas se me iba a borrar de la mente. Solía entrenar y competir cuando era mas niña, pasarme horas sumergida solo yendo y viniendo, abandonándome al constante abrazo del agua y dejando flotar mi imaginación, pero cuando mamá había enfermado lo había dejado para ir a cuidarla al hospital, y para cuando me sentía lista para volver a competir ya había pasado demasiado tiempo, nunca lo dejé, ni me arrepentía de haberlo pasado a un segundo plano, porque aunque ya no compitiera eso si formaba parte de mi vida, siempre lo haría.
     Pare un segundo al darme cuenta de que ya debería de haber llegado a donde él había estado cuando entre, pero no había nadie a mi alrededor, comencé a girar mirando a mi alrededor donde se podía haber escondido; aún ninguna señal,llene los pulmones de aire, preparándome para gritar su nombre cuando algo me cincho del tobillo y me hundió en el agua, patalee para soltarme pero unos brazos fuertes me rodearon, dejándome inmóvil. Patalee un poco y finalmente emergí tomando una gran bocanada de aire, con Ian aún agarrándome, y apuesto a que si él no hubiese querido subir no habría habido nada que yo pudiese hacer.
     - ¡Tonto! - le grite riéndome mientras intentaba zafar uno de mis brazos para golpearlo.
     - ¿Qué estabas pensando hacer Cassie? ¿Nadar hasta China?
     - Pudiste haberme matado, sin contar que no es muy caballeroso de tu parte impedirle la libertad a una dama.
     - No existe la caballerosidad en el agua - contesto aun riéndose, aunque me soltó - vamos, te juego una carrera.
     Sin esperar a que contara hasta tres comencé a bracear con todas mis fuerzas, comiendo metros de ventaja. Pude sentir como alargó nuevamente la mano intentando frenarme pero fallando. Seguí unos metros más y pare dando una voltereta, él tardo unos pocos segundos en llegar a donde me hallaba, con una risa marcada en sus ojos pero con el rostro serio.
     - Eres lento
     - Y tu una tramposa
     - Nadie dijo nada sobre no poder salir, tu quicistes una carrera.
    Ian me saco la lengua y comenzó a salpicarme, pronto nos habíamos enfrascado en una batalla campal, y lamentablemente yo no llevaba las de ganar. Seguimos jugando un rato antes de salir del agua y tendernos en un par de toallas al sol para secarnos. Éste ya se encontraba mas bajo en el horizonte, pero su luz aun no había comenzado a cambiar a anaranjado, significaba que aun teníamos algo más de tiempo.
     - ¿Hasta que hora te libero tu abuelo? - le pregunté, el se haba tendido boca arriba en su toalla, y podía ver como el azul de la misma casi hacia juego con el color tostado de su piel.
     - Mientras que vuelva entero para dormir tengo permiso todo el día. Y tu hermano, ¿cuando vuelven él o tu padre?
     - Julian vuelve generalmente cuando el hambre es demasiada como para seguir vagando por ahí, así que realmente no lose, pero para termina el turno para la hora de la cena esta noche, así que supongo que nos honrara con su presencia para entonces... - dude un momento antes de seguir hablando, mire sus ojos grises cuidadosamente, no sabia como se iba a tomar mi pregunta -  Ian, ¿te puedo preguntar algo?
     - Siempre podes preguntar, que yo responda es cosa mía - me dijo sin perder su humor habitual.
     - ¿Donde están tus padres?
     Lo vi tomarse un momento antes de responder mi pregunta, sentí como sus ojos se pasearon por el paisaje, alejándose de los míos. Su voz sonaba asombrosamente imparcial cuando comenzó a hablar, se notaba que estaba empleando todas sus fuerzas para contener lo que fuera que hablar de sus padres le causase.
     - En este momento se encuentran en el cementerio ambos, murieron cuando no tenia mas de 8 años. Mi madre era la mujer más buena que debe haber conocido este mundo, y mi padre la amo con todo su corazón. Estaban muy dedicados a la empresa familiar, y murieron en un coche de auto una noche volviendo muy tarde de trabajar. Desde entonces vivo con mi abuelo, él era quien me cuidaba cuando ellos no estaban en casa.
     Solo en ese momento Ian dirigió sus ojos hacia mí, pude ver que decirme esto no había sido algo fácil para él, y ni siquiera podía imaginarme a un niño de 8 años sobrellevando la muerte de sus dos padres. Pero también había una profunda aceptación en esos ojos, se notaba que no los culpaba por haber muerto, que no les mantenía rencor.
     - Mi madre murió hace un par de años - le dije antes de siquiera darme cuenta de las palabras que salían de mi boca - el cáncer se la llevo y creo que mi padre todavía nos e recupero de perderla. Es parte de la razón por la que el quiso que nos mudáramos aquí, para dejar ese doloroso recuerdo atrás.
     - Siento lo de tu madre - me dijo el mientras le daba un apretón a mi mano - pero me alegro de que estés aquí, necesitaba una amiga como tu en mi vida.
     Una extraña sensación se introdujo sobre nosotros, no quería que esta tarde se terminara, era como que mientras estuviéramos juntos y solos nada importaba, nos podíamos decir todo. Le devolví el apretón, antes de sentarme en mi toalla.
      - ¿Sabes que mas creo que necesitamos en nuestras vidas? - le dije sonriendo.
     - ¿Super poderes? - me contesto el dudoso.
     - No... bueno, en realidad si, no vendrían mal con toda la tarea, pero unos licuados de frutilla era lo que se me había venido a la cabeza.
     - A las frutillas entonces - me dijo mirándome a los ojos.