domingo, 15 de junio de 2014

12º


     Hasta ahora nunca había visitado el cuarto de Lily, y la verdad es que si no me agradara tanto ella habría encontrado su cuarto casi vomitivo. Las cuatro paredes estaban pintadas de rosa suave, la cama decorada con una colcha fucsia a lunares blancos, a los pies de la cama un baúl blanco, más allá un escritorio blanco hacía juego con un tocador blanco también que estaba repleto de más cantidades de maquillaje, perfumes y cosméticos de los que yo debía de haber poseído en toda mi vida. Un ropero con puertas fucsias también terminaban el escaso mobiliario que daba un aspecto amplio al cuarto perfectamente ordenado. Me pareció gracioso pensar que si alguien me hubiese mostrado una fotografía de este cuarto y me preguntase si existía la posibilidad de que su dueña se convirtiera en mi única amiga, abría contestado que no sin dudarlo.
     Hacía solo un par de segundos que había terminado de contarle sobre la extraña tarde con Ian, y ella seguía sin responderme nada. Levante la mirada para ver si seguía concentrada pintándose las uñas como había estado cuando entre a la casa. Había tenido la suerte de no cruzarme al trillizo malvado ni al trillizo bueno, pero al parecer la trilliza con la que de hecho si había venido a verme no estaba completamente conmigo.
     - Lily, ¿estas ahí? - le pregunte tanteándola.
     - Mmmm... - me contestó sin siquiera levantar la vista de su manicura, había algo extraño en su energía.
     - Lily! ¿Pasa algo? no parece que estés en la tierra, pensé que estarías como loca por la fiesta. Además quería saber que pensabas sobre Ian...
     - No solo estoy distraída, ya nos ponemos en la organización - me contesto evadiendo un poco mis ojos.
     - No parece que solo estés distraída, sabes que soy tu amiga, que podes decirme cualquier cosa.
     - Cassie, es que no sé, me agrada Ian como tu amigo, pero no sé si como algo más. Creo que hay otras personas antes que él que serian mejores para ti. Y además todo está pasando un poco rápido, tómatelo con calma y hace lo que tu corazón te diga.
     Los ojos de Lily me miraban atentamente, preocupados intentando ver mi reacción. No me había molestado para nada su respuesta, la respetaba y la valoraba, pero había algo más allí en su mirada, algo que antes no había estado. Sabía que había algo que ella no me estaba diciendo. Le sostuve la mirada algunos segundos más y termine por decidirme a no preguntarle, supuse que cuando estuviera lista para hablar de ello me lo diría.
     - Bueno, entonces cuál es el plan de acción con respecto a la fiesta.
     El humor de Lily cambio casi instantáneamente, volviendo a ser la loca energética que quería - Hay mucho que hacer, la decoración, la comida y todo eso. Ya envié a los chicos para que se encarguen de comprar la comida, Ilan se va a hacer cargo de la música, así que tú y yo tenemos que comprar toda la decoración hoy y mañana ambientar la casa.
     - Vamos entonces - le conteste con una sonrisa levantándome del nido de almohadones en donde estaba metida.
     Lily hizo lo mismo y salimos del cuarto, pero cuando me dirigía la puerta de la calle ella me hizo señas a otra puerta, que resulto dar al garaje, donde un sheep amarillo brillante nos esperaba. Resulto ser que ella era una conductora un tanto veloz pero cuidadosa, y rápidamente el olor a sal y el viento consiguieron disipar mis preocupaciones. Dedicamos lo que quedaba del día a ir de tienda en tienda comprando vasos, luces. guirnaldas y cosas de ese estilo, más que suficientes para todas las locas ideas que Lily tenía; además de arrastrarme a algunas de las tiendas de ropa locales en busca de el vestido perfecto para usar.
     Era extraño pero su loca y desenfrenada energía me reconfortaba de una forma que hacía tiempo no sentía; nunca había sido del tipo de muchas amigas, pero hacía tiempo que no tenía una buena amiga de verdad, y tal vez Lily aun no lo era, pero no podía evitar sentirme a gusto con ella de una extraña forma. Aunque me tuviera probando mas vestidos de los que jamás me había probado en mi vida.
     - ¡Ese es! -grito cuando salí del probador por millonésima vez, después de un par de ruegos había accedido a probarme algunos vestidos, tenía que admitir que me hacía falta uno - Te ves hermosa Cassie, ese vestido es perfecto.
     Me di vuelta por un momento a mirarme al espejo, último modelo lo había elegido Lily, era un vestido de playa blanco y ligero, con tirantes y un escote sencillo pero apenas dos tiras cruzando la espalda para permitirme usar un sostén, después el vestido dejaba piel al aire hasta mi espalda baja, la falda era suelta y un poco corta para mi gusto, pero era uno de los mejores que me había probado. Levante los ojos y vi a Lily mirándome con esa enorme sonrisa que parecía estar permanentemente gravada en su rostro
      - Tenes que comprarlo, es perfecto. 
     - No sé, nunca use algo así de… femenino
     - Pues deberías vestirte más seguido así, vas a estar volteando cabezas en la fiesta.
     - Claro – le respondí con una carcajada – las personas van a mirar a otro lado para no tener que verme de esta forma.

      - Tonta – me riñó ella – ahora vamos, tenemos que empezar a preparar esta fiesta.