domingo, 7 de julio de 2013

     Mientras miraba el blanco techo de mi cuarto me preguntaba si la estúpida sonrisa que se había fijado en mi rostro tenía pensado desaparecer en algún momento, o si solo se iba a quedar allí por el resto de la eternidad. Me inclinaba más por la primera opción, aunque justo ahora se sintiese como la segunda.
    Ian. No era la chica que tenia miles de citas, no era la coqueta que te hacia cumplidos y se reía tontamente, ni siquiera era la chica que chismeaba con sus amigas mientras miraba muchachos. Probablemente era la chica más tonta del universo en lo que tenia que ver con chicos, pero de alguna forma la tarde con Ian había salido bien, muy bien. Habíamos reído y charlado sobre libros, música y nosotros mismos casi hasta la puesta del sol.
     Se sentía como que él entendía cada palabra que salia de mi boca, por mas que me discutiera mis gustos literarios. Habíamos reído discutiendo sobre cantantes pop y me había pasado un par de nombres de bandas que le gustaban. Las palabras casi fluían solas cuando estuve con él, y la forma en la que me miraba con esos ojos suyos, sonriente, me hacia sonrojarme levemente.
     Habíamos charlado sobre el inminente comienzo de las clases mientras me acompañaba caminando a mi casa, estaba en mi mismo año, y con un poco de suerte nos tocaría en la misma clase. Me contó que vivía con su abuelo en un departamento sobre la librería y que trabajaba allí casi todos los días, luchando con su abuelo intentando convencerlo de vender cómics y que también escribía poemas, como hobbie. Y cuando finalmente llegamos a casa se despidió  una invitación de pasar a verlo por la librería cuando quisiera, y después de darme un beso en la mejilla se fue con paso descansado, dándose vuelta para verme con una sonrisa una vez. Yo le sonreí en respuesta mientras entraba a la casa.
     Sintiéndome como una demente total había corrido riendo por toda la casa que gracias a dios estaba vacía, ya que papá trabajaba hasta tarde y Juli debía encontrarse perdido por ahí, y finalmente me había tirado sobre el colchón mirando fijamente los libros que había comprado con esa estúpida sonrisa en la cara. 
     Tardé un rato en escuchas los incesantes golpes a la puerta de la cocina, y cuando finalmente lo hice salte corriendo del colchón, esperanzada de que fuese Lily, quería contarle sobre Ian y nuestra tarde, lo que fuera que había sido. Pero cuando pegue la vuelta en el pasillo y quede de cara a la puerta de vidrio me frené de golpe, realmente no estaba esperando eso. Desde el otro lado del vidrio Dante me miraba divertido, arqueando una ceja ante mi.
     Le observe un par de segundos antes de caminar lentamente y abrir la puerta, parándome en el umbral de cara a él, pero sin dejarlo pasar. No dije una palabra esperando a que explicara su presencia en mi casa, aunque había algo levemente diferente en sus ojos, que no podía identificar completamente.
     - Te vi llegar a casa - fueron las primeras palabras que salieron de su boca Levante la guardia esperando el insulto que las seguiría, pero Dante solo estaba ahí parado con las manos metidas en los bolsillos de un jean gastado.
     - Las personas suelen volver a sus casas, para dormir y eso, es para eso que tienen casas.
     - Yo... solo quería habar.
     - ¿Y me elegistes a mi porqué?
     - Sobre mi hermana, ella... - respondió él con un suspiro, como si tuviese que hacer fuerza para sacar las palabras que estaba a punto de pronunciar - ella es muy importante para mi, y por alguna razón ella quiere ser tu "amiga". Y se que la lastimaras, así que te pido por el bien de ella que cortes las cosas ahora.
     - ¿Y por qué estas tan seguro de que la voy a lastimar? No se te ocurre que ella me importa.- le respondí  indignada.
     - No digo que sea a propósito, pero lo terminaras haciendo. No perteneces a su mundo, lo mejor es que renuncies y solo mantengas una relación cordial, por el bien de las dos.
     - No voy a echarme para atrás solo porque no te caigo bien. No tienes voto en esto, no me importa que tanto me odies.
     - Tienes que hacerlo, es lo mejor - se acercó un paso a mi, casi cerrando la distancia que nos separaba - ojalá las cosas pudiesen ser diferentes, pero no lo son Cassie.- contuve la respiración cuando con una mano metió uno de mis mechones rebeldes detrás de mi oreja.- Por favor, solo aléjate de nosotros.
     Dante me miró por un par de segundos más antes de darse la vuelta y perderse en la noche.
     Cerré la puerta lentamente mientras mi mente iba a mil kilómetros por hora. Me había esperado insultos, ataques e incluso alguna amenaza, pero nunca algo como esto. Que quería decir con esto. Había habido algo diferente en sus ojos, algo que antes no había estado ahí para que lo viera, que no estaba segura que seguiría ahí la próxima vez que lo viera, porque habría una próxima, no pensaba alejarme de su hermana solo porque él así lo quisiese.
    Le dí vueltas a la conversación una y otra vez en mi mente mientras cenaba recostada en el sillón, sin llegar a nada. Fue solo cuando subí a dormir que no te que el lugar donde su mano me había rozado cuando acomodó ese mechón de pelo, aún cosquilleaba.

sábado, 6 de julio de 2013

Realidad


     Una realidad que hoy pocos pueden ver, pero muchos sufren... vivimos en un mucho que segrega al diferentes y unifica los que jamas debería ser uniforme